Si estás leyendo esto es probable que tengas ya un proyecto personal en marcha, o que tengas en mente tenerlo en un corto-medio plazo, o simplemente te interese adquirir conocimientos que te pueden resultar útiles de uno u otro modo, incluso si trabajas para otros pero lo haces en un proyecto que sientes casi como tuyo. Si es así, quiero darte la bienvenida al blog de Cometa Stories, donde iré publicando artículos que he estado trabajando para que, esté en el punto en el que esté tu proyecto, e incluso si no existe como tal, puedas aprender cosas que a mí me hubiera encantado saber con anterioridad. En algunas ocasiones serán cuestiones muy prácticas y, en otras, te invitaré a reflexionar. Porque a mí, esta última parte, la de la reflexión, el análisis, el conectar, me resulta tremendamente importante para seguir avanzando en mi proyecto personal, y darme cuenta de ello, ha sido el “clic” que ha hecho que todo fluya y no me estanque a la mínima duda que se cruza por mi mente. Más aún, empezar por cuestiones de reflexión y análisis, harán que las siguientes etapas, las de trabajar adecuadamente tu branding y tu storytelling, las de poner bonito tu proyecto y moverlo adecuadamente, se conviertan en algo sencillo y con lo que disfrutes sin apenas darte cuenta.
Empiezo entonces esta etapa intentando clarificar qué cuestiones deberías tener en cuenta antes que nada para desenvolverte en tu proyecto de forma óptima. Y me lanzo con el primer punto de mi filosofía: Aprende a decir «no». Serán solo unos minutos de lectura. Siéntete cómoda, como en casa, y te invito a aportar tu punto de vista en los comentarios. Vamos a ello.
…
FILOSOFÍA NÚM. 1. MENOS ES MÁS: APRENDE A DECIR «NO»
__
Quizá, divagando por mi página, hayas topado con el MANIFIESTO de Cometa Stories. Es mi forma de entender mi trabajo, mi mantra. Después de pasar por varias experiencias laborales y personales, he entendido que es imprescindible que mi trabajo esté alineado con mi vida, que se complemente con ella, que ambos se adapten y convivan en equilibrio. Sí, puede resultar muy idílico y realmente lo es. Pero como comenté en mi anterior post, es un gran reto, pero no imposible de alcanzar (e incluso más fácil de lo que parece) si se toman las medidas oportunas y se establecen prioridades de forma realista. Proponérselo es un primer paso para empezar a obtener resultados.
Quiero aclarar que la idea de que mi trabajo y mi vida personal quedasen alineados no es una necesidad que me haya surgido ahora que he de compaginar maternidad, con responsabilidades laborales y vida en general. Es algo que llevo años buscando y que, después de un profundo análisis y muchos errores por el camino, he aprendido a llevar a cabo… o más bien, estoy aprendiendo a llevar a cabo. Porque es algo que hay que trabajar cada día y para lo que tienes que estar preparada. Tomar decisiones, no siempre es fácil.
Pongámonos pues desde ya manos a la obra para hacerlo realidad. Y trabajemos juntas para empoderarnos y llevar a cabo proyectos que funcionen, que estén vivos pero también que nos permitan vivir, y que sean la mejor versión de nosotras mismas. Porque a mí esto del apoyo y del sentirme arropada por gente, por mujeres que están en mi misma lucha, la de conseguir vivir de su trabajo, me viene genial. La unión hace la fuerza ¿no? Y trabajar desde la soledad a veces demanda de este achuchón comunitario.
Dicho esto, volvamos a la materia.
Quizá la primera pregunta que debes formularte si has decidido lanzar tu proyecto personal es: ¿cuál es mi filosofía de trabajo? Así de simple y así de crudo.
Yo nunca me había parado a analizar este aspecto en profundidad y, el día que decidí hacerlo, empecé a ver fallos en los que incurría y que me hacían perder fuerzas y verme cada vez más alejada de mis objetivos y de lo que yo quería y deseaba para mi proyecto. Tracé una línea entre lo que estaba dispuesta a hacer y lo que no, lo que estaba dispuesta a arriesgar y lo que no y, sobre todo, enumeré mis prioridades.
Lo primero que me metí en la cabeza fue: aprende a decir «NO». Y no es una cuestión de soberbia, ni de egocentrismo, ni de mira qué sobrada que soy que digo que no. Es una cuestión de no perder el foco.
¿Coges todos los trabajos que te llegan? Puede que tengas la suerte de que todos los clientes que te llegan sean lo que buscas y, si es así, enhorabuena. Pero muchas veces aceptamos trabajos que no están alineados con nosotras, con nuestro proyecto, por el simple autoconvencimiento (erróneo) de que ello nos va a reportar algún tipo de beneficio, normalmente económico. Déjame que te diga que esto es un gran error. Normalmente lo hacemos por una falta de confianza en nosotras mismas, porque pensamos que si no lo hacemos estaremos perdiendo dinero (o peor aún, que es dinero fácil), porque estamos empezando y creemos que hay que coger todo lo que nos llegue o que ese cliente va a tener una mala percepción de nosotras si le decimos que no.
Sin embargo, las consecuencias de aceptar trabajos alejados de nuestras metas, acaban siendo tremendamente negativas en la mayoría de los casos, haciéndonos perder el rumbo, apagando nuestras ganas e incluso llegando a odiar lo que hacemos. Y lo que es peor, nos hacen perder tiempo y dinero, a pesar de que en nuestra mente cogimos ese trabajo «x» pensando que íbamos a salir ganando en este aspecto, pues invertimos horas y horas en algo que finalmente no nos reporta demasiado… o nada. Si apuestas por ti, por tus fortalezas y aprendes a decir «no» a esos trabajos, clientes o propuestas que te alejan de tu objetivo, empezarás a crear identidad, y lo que es mejor, a ganar tiempo de calidad que puedes invertir en promocionar de mejor modo tu proyecto, por poner solo un ejemplo.
Seamos realistas. En un proyecto personal (esto no es aplicable a grandes proyectos) no es necesario —ni podemos— asumir miles de proyectos al año, sino proyectos que, sin ser miles, sino más bien cientos o decenas —dependerá de lo que tú decidas o de la naturaleza de tu proyecto—, estén bien valorados y ayuden a crecer a nuestro proyecto y a reforzarlo, bien porque ayudan a su promoción entre el público que buscamos, bien porque suponen un ingreso económico acorde con el valor del propio trabajo o bien porque nos hacen seguir aprendiendo. Puede que entre esos cientos o decenas de proyectos que decidimos aceptar, se nos acabe colando alguno o algunos que mejor tendríamos que haber rechazado. Pero eso formará parte del aprendizaje y no debemos culparnos por ello.
Solo aprendiendo a decir «no» podemos conseguir que nuestro proyecto siga el rumbo que debe seguir. Porque decir «no» es como cortar la maleza que va saliendo por el sendero que pisas. Y si dejas que la maleza crezca, no te dejará avanzar.
Si te retas a decir «no» a proyectos o propuestas o colaboraciones que no encajan contigo, con tu filosofía, con tu personalidad, estarás apostando por ti, afianzando los valores de tu negocio y creando aquello por lo que sí merece la pena luchar: tu proyecto con alma. Y ese alma es tuya y de nadie más. Y por eso debes cuidarla en todo momento.
Aquí nadie es perfecto. Yo misma me he visto en un momento dado aceptando trabajos radicalmente opuestos a mí, a mi concepto del buen branding o a clientes que ya sabía de antemano que no valoraban mi trabajo. Pero hay que intentar que eso sea la excepción, y los proyectos alineados, la norma.
Gracias a decir «no» he ganado en salud mental. Entendedme. No es que me volviera loca, pero sí me martirizaba el hecho de pasar horas y horas metida en un trabajo que se me atragantaba o del cual no podía sacar nada más que el ser una mera ejecutora, sin sentirme valorada (ni bien remunerada), ni realizada. La lección más importante que he aprendido de todo esto es que llevándolo a la práctica, he ganado tiempo. Tiempo para mí, para mi vida personal y tiempo para dedicar a mi proyecto, Cometa Stories. Tiempo de calidad.
Y, para mí, solo apostando por esta dinámica se consigue atraer al público que deseas atraer, que te valora por lo que haces y por cómo lo haces.
Para que quede más claro aún, la ecuación sería algo así como:
(- proyectos) x (+ alineados) = + foco + tiempo (de calidad)
Este es el punto número uno de mi filosofía de trabajo. Y, al contrario de lo que me daba miedo al principio, he conseguido proyectos que sí están alineados con lo que puedo ofrecer, que me motivan y, mejor aún, proyectos en los que me siento valorada tanto económica, como personalmente. No significa que haya clientes «buenos» y clientes «malos», sino de saber que no podemos satisfacer a todos y que, seguramente, la mejor opción para ese proyecto o propuesta no somos en realidad nosotras, y viceversa. En realidad, ganan todas las partes.
De nuevo, y si te apetece, te animo a dejar algún comentario sobre este tema. ¿Te has visto en situaciones similares? ¿Qué opinas del saber decir «no»? Creo que es algo que además podemos aplicar a nuestra vida en general. Y oye, al final hasta le acabas cogiendo el gusto a esto de decir «no». Y si yo he podido, que soy —o era— megacondescendiente…
…
No quería cerrar mi despedida sin dar las gracias a todas las que os habéis apuntado a la newsletter. Y a las que aún no lo habéis hecho, como siempre, podéis hacerlo ahora o cuando os apetezca, ¡y si os apetece!
Gracias por leer y nos vemos por Instagram, Facebook en mis publicaciones diarias sobre mi trabajo (y lo que hay detrás de él 🙂 ) o por aquí la próxima semana.
La verdad que yo hace años empecé a ejercitar el decir “No” a muchas situaciones (sobre todo sociales – personales), y como dices, le coges el gusto.
Dejas de pasar tiempo que no tienes, haciendo cosas que realmente te importan un bledo, con gente que ni siquiera te cae bien!
En el ámbito profesional, entiendo y comparto tu enfoque para el emprendedor-autónomo.
Los asalariados en cambio tienen que chuparse muchos trabajos a los q bien gustosos dirían que no, que no hacen crecer lo más mínimo, que nadie agradece por muchas horas q hayas invertido… Pero es que no queda otra si se quiere seguir recibiendo la nómina a fin de mes! (Para invertirla en pasar tiempo de calidad, haciendo cosas que nos llenan, con gente que nos cae bien…)
Yo tb soy coleccionista de frases, reflexiones y mantras varios, así que comparto una que me encanta (y q me he planteado a mí misma en muchas ocasiones!) y creo que viene a cuento: “Hazte dos preguntas: hasta dónde puedes nadar, y hasta dónde puedes hundirte”.
Besos!!
¿Sabes qué, Low? Cuando estaba escribiendo esto, me venías un montón a la cabeza. Porque creo que has crecido tanto, en tu vida, en tu profesión, porque eres una persona con criterio y que sabe decir «no». Para las personas que trabajáis para otros, como apuntaba por ahí en algún punto, esto es diferente y es tal cual lo describes. Pero razón tienes también en que por supuesto es la forma de proceder para llegar a tener tu nómina a fin de mes. En el caso de los pequeños proyectos tienes esta «posibilidad» o, al menos esta «opción», que puedes llevar a cabo o no (y el riesgo precisamente, es que puede que un mes no tengas el sueldo que quieres por haber dicho «no»). Cada tipo de profesión tiene su parte buena y su parte mala… y esto es así siempre.
Lo importante es quedarse con la actitud de anteponer lo que TÚ quieres y es mejor para ti. Me han encantado tus frases Low. Tú eres muy sabia ;).
Justo hace dos meses dije mi primer NO laboral y tras el pánico inicial (más asociado a mi mentalidad que a la situación en sí misma) respiré tranquila. Es más, me sentí orgullosa de mi decisión y mi apuesta personal… una sensación que deberíamos saber propiciar más veces de las que nos damos margen a tener.
Ha sido un post fantástico, Cris. Llenito de razón.
¡Un beso!
Guillermina.-
Hola Guiller,
Gracias infinitas por leer y me hace muy feliz saber que mantienes el propósito de decir NO. Justamente sucede eso… si dices SÍ a algo que no quieres te baja la moral, te sientes frustrada. Pero si eres capaz de decir NO, te sientes reconfortada, fortalecida. Estoy contigo, deberíamos saber aplicarlo siempre y no autojuzgarnos tanto.
¡Un beso enorme a ti!
Cris.